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miércoles, 23 de enero de 2008

acabar con las mafias en Tijuana

Esta mañana ví en Televisa (gracias al cable) la entrevista al Secretario de Seguridad de Tijuana. Habló sobre la corrupción policiaca, la cobardía, las mafias. Terminó dándome miedete por mis amigos que viven allá.

Así que mientras el tipo hablaba se me ocurría un plan para acabar con todo eso de raiz:

  1. Libre porte de armas: Si cualquiera puede andar armado los criminales lo pensarán muy bien antes de intentar un asalto o un secuestro. Alberto Capella no lo dijo, pero quedó claro que se salvó solamente porque tenía las armas de sus custodios en su casa. Si además hubiera sabido usarlas habría tres sicarios muertos en vez de vivos deambulando por la calle.
  2. Ampliación del régimen de legítima defensa: Que también sea aceptable herir o hasta matar a un delincuente en la calle. Claro que habrá que investigar cada caso para asegurarse de que la persona se defendía, pero no será un crimen en sí el acto de agredir al delincuente. Por poner un ejemplo, digamos que alguien me apunta con un arma para asaltarme, y que mientras el criminal me apunta un amigo saca su arma y lo mata de un disparo. Mi amigo irá a juicio pero mi testimonio más el de algún testigo que pudiera haber, más los peritajes y los casi seguros antecedentes del difunto probarán un caso de defensa propia y todos nos iremos a casa; con asistencia sicológica, pero vivos y con dinero para comer. Como ven, también considero la posibilidad de defender a terceros.
  3. Policía privada: Los policias hacen lo que quieren porque tienen el monopolio de la violencia. No se puede llamar a nadie más. Ahora, si puedo llamar a mi policía a la que le pago cada mes y que no le pagaré más si no responde y ellos tienen el poder para arrestar a un sospechoso y entregarlo a un juez competente, entonces ya no me importa que los de azul se queden comiendo pizza en el patrullero toda la noche. A lo sumo empezaré a pedirle a los políticos que les bajen el sueldo y despidan a unos cuantos.
  4. Legalizar las drogas: Listo, que produzcan y vendan libremente. Más fuentes de trabajo, impuestos para el Estado, mejor calidad de las drogas. Y los hijos de puta que vienen vendiendo veneno desde hace décadas tendrán el peor de los castigos al empezar a pagar impuesto a la renta, al valor agregado, aportes patronales, impuesto al patrimonio, etc, etc. Antes tenían que lidiar con Narcóticos, ahora se enfrentarán a la fuerza de élite de los Estados: IMPOSITIVA. Claro, está ese detalle de los adictos que morirían de sobredosis, pero considero que ellos toman una decisión consciente y no es asunto mío andar cambiándole el pañal y limpiándole las babas a todos ellos. ¡Que se hagan cargo de sus vidas y sus errores!

1 comentario:

Tania dijo...

No sé porqué pero mientras leía esto se me vino Colombia a la cabeza.