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miércoles, 4 de noviembre de 2009

La hermandad de la pluma y el fusil





Insisto con que alguien que quiere tomar mi dinero y controlar mi vida es un enemigo. No cabe tratarlo como alguien que piensa distinto. Si a mí me gustan las pardas con buenas nalgas mientras que a otro le gustan rubias con buenas tetas, eso es pensar distinto.

La bronca del liberal hacia el Estado es la bronca del campesino en la Galia Romana cuando ve que OTRA VEZ los godos saquean la villa, como todos los años. No es para nada parecida a la envidia, es amor propio.

Pablo, muchas veces me siento como vos. ¿Por qué carajo no concentrarme en mi empresa y en mi carrera? Alfred P. Sloan, el genio de la General Motors, cuando se le preguntó por qué no hablaba sobre el New Deal en su autobiografía empresarial (agarró la Gran Depresión, el New Deal y la Segunda Guerra) dijo que el administrador profesional no debe interesarse por la política. Esas son cuestiones que determinan las condiciones externas de la empresa y el trabajo del administrador es solamente manejar la empresa lo mejor posible teniendo las condiciones externas dadas.

Seguramente en el corto plazo es la estrategia más redituable. Desde Egipto hasta ahora hemos pasado por todas las formas de socialismo una y otra vez, si aceptamos el historicismo también es la estrategia más razonable. Uno se mira el ombligo, dice "soy sólo un hombre", y le dan ganas de dejar la pelea. Pero entonces veo cosas como los Kirchner en Argentina o Chávez en Venezuela, y me doy cuenta de que hay mucho que perder si no hago nada. Puedo construir un imperio industrial de la nada, para que un sindicato o el gobierno de turno me lo quite después. No me conviene quedarme de brazos cruzados, todo mi futuro está en juego.

Para un simple profesional, o sea, un simple empleado de cuello blanco o de cuello azul, no interesarse por la política es la mejor opción como individuo. Mientras haya empresas privadas crecerá en empresas privadas, si sobreviene el comunismo pasa a ser un funcionario del gobierno. Si está en libre mercado podrá pagarse su sustento con el propio trabajo, bajo el socialismo sus necesidades serán cubiertas por el gobierno. Le basta por perfeccionarse como profesional, no molestar a nadie, y su supervivencia está garantizada. Seguramente le molestarán los racionamientos y el control bajo el socialismo, así como le puede molestar el riesgo laboral en el capitalismo, pero en la mayoría de los casos no afectan de gran modo su vida. Se bañará una vez a la semana o tomará un empleo menos glamoroso, sobrevive.

La gran víctima de la inacción, de la postura apática ante el gobierno, no es el profesional si no el emprendedor: el hombre o la mujer que apuesta su vida en una actividad comercial, que apuesta que puede satisfacer los deseos de los demás de una mejor forma a un mejor precio. Algunos puede que caigan parados al transformarse voluntariamente en burócratas, otros serán inmolados para complacer al populacho, otros desparecerán porque le cayeron mal a un burócrata más influyente... Incluso el que se convirtió en burócrata puede ver su suerte arruinada cuando una revolución o una elección cambie las influencias. A la larga son los emprendedores los que pierden.

Como emprendedor, eso me preocupa mucho y por eso no puedo quedarme de brazos cruzados cuando los godos se lanzan a atacar mi aldea. Si se van a llevar mis vacas y mi grano, al menos se la voy a poner difícil. Creo que la historia ha probado que Alfred Sloan estaba equivocado. Su amada GM es hoy una repartición del gobierno de EEUU.

¿Por qué al profesional libre o incluso al ciudadano común debe interesarle? Porque los emprendedores son quienes impulsan las mejoras en la calidad de vida. Un sistema socialista/estatista es, en el mejor de los casos, estático. Nada cambia. Como en la China Imperial o el Japón Feudal. Hay que reconocer que el gobierno puede alcanzar un grado de perfección inaudito en algunas actividades, cuando la burocracia se obsesiona con ellas, pero nunca se planteará si esas actividades deberían existir o si deberían ser hechas de otra forma completamente distinta. Recuerdo "El Último Emperador" de Bernardo Bertolucci, como una buena representación del montón de rituales perfectos y vacíos en una sociedad estatista.

El emprendedor es el que duda y hace cosas nuevas, es el que hace más con menos, el que agranda la torta y al mismo tiempo toma una porción más chica que el hombre a quien desplaza. Un sistema estatista (plagado de regulaciones y controles) que respeta la propiedad privada es estático, como el Japón de Tokugawa. Un sistema estatista que no respeta la propiedad privada deteriora el bienestar de cada persona paulatinamente, con más racionamientos, finalmente carencias, hambrunas, tecnología que desaparece... hasta que vuelven a arar la tierra con bueyes y tienen que acarrear agua del río. Si paralizar el progreso o incluso retroceder en el tiempo es aceptable para una persona, entonces esa persona asalariada encontrará como mejor opción ocuparse de perfeccionarse en su profesión y despreocuparse de la política dejando que el gobierno haga lo que quiera. Sin embargo, si quiere estar cada día mejor que antes y que sus hijos vivan aún mejor que él, entonces el libre mercado es la única opción y para conseguirlo y después para mantenerlo hace falta un activismo permanente.

Durante los siglos previos a la Revolución Industrial las personas no tenían esperanzas (ni siquiera imaginaban) que sus vidas podrían cambiar en algo o que sus hijos tendrían vidas diferentes. El capitalismo cambió eso y trajo como consecuencia la envidia y los reclamos sociales. Las personas no sólo esperaban si no que exigían mejoras en sus condiciones. Un poco de progreso los hizo querer más progreso. Eso me hace pensar que el socialista más acérrimo en realidad (sin razonarlo y sin expresarlo) quiere que el capitalismo continúe vivo. Pero como todos quieren sacarle un pedazo a los emprendedores, el socialismo se convierte rápidamente en una tala indiscriminada.

Ya no estamos en Persia ni en el Reino de Navarra. Si nuestro gobierno hace mal las cosas no hay lugar donde huir. Todos son liberticidas. Los presidentes de todo el mundo se reúnen regularmente para coordinar políticas. También se reúnen sus secretarios y hasta los gobernantes municipales para hablar sobre como limpiar las calles. Aunque estoy tentado de decir que la historia se va a repetir y que la libertad florecerá por si misma una vez más (haciendo a un lado la idea de que justo me puede tocar la peor época del ciclo), mucho me temo que estamos al borde de la pelea final. Sabiendo que el comunismo es la consecuencia lógica de cualquier sistema socialista, será un gobierno global comunista o será la libertad.

Si se quiere al menos frenar el avance de los gobiernos, para que no te toque la parte en que cierran fábricas, desaparecen productos y servicios y hasta puede que te toque vivir una hambruna, entonces hay que ser duro ante los gobiernos. No digo una lucha armada, porque viola el axioma de no-agresión y además lleva a la represión violenta y para un liberal morirse no tiene ninguna gracia, le dejamos ese sentimiento de gloria estúpido a los socialistas. La violencia es aceptable únicamente en legítima defensa. En todo caso, un rebelde armado liberal es un hombre que espera en la sala de su casa, con el fusil sobre las piernas, que lo vengan a buscar. El que inicia la agresión matando para convencer a los demás es el revolucionario que quiere hacerse con el poder para provecho propio, el socialista. El liberal sólo quiere que lo dejen en paz. El otro sueña con vivir en el palacio del actual gobernante. Esa diferencia de actitudes se deja ver también en la tendencia a la inacción política de los liberales frente al activismo afiebrado de los socialistas.

Existe muchísimos liberales inconscientes, que viven como liberales, pero que al no intelectualizar su propio código moral no se reconocen como tales y puede que incluso apoyen a gobiernos contrarios a su moral. Las cámaras de comercio y de industrias están llenas de gente así. Aunque en el corto plazo los principios éticos de los liberales inconscientes les dan ventaja para progresar socialmente (cultura de trabajar, ahorrar e invertir, valerse por sus propios medios, etc) en el largo plazo son autodestructivos. Para tener éxito a largo plazo, habría que agregar dos principios más a la ética del liberal inconsciente: defiende lo que te ganaste y haz retroceder al gobierno. Resentido no es la palabra correcta, el liberal debe ser receloso y reaccionario. No es envidia o vanidad lo que guía al liberal, es el orgullo de ser humano y reconocerse como responsable por su propia vida.

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