Insignia identificativa de Facebook

sábado, 22 de agosto de 2009

oponerse al aborto por darwinismo social (para convencer a socialistas)

<>


Mi razón para oponerme al aborto es social más que moral.

En primer lugar hay que terminar con esa estupidez del derecho de la mujer a decidir la terminación del embarazo. No reconocer la participación del hombre en el proceso reproductivo sería volver al Paleolítico, cuando se creía que las mujeres engendraban solitas por poder divino.

Ahora, yendo a lo serio:

Estudiando historia se puede ver que hay un momento clave en la vida de cada civilización cuando se prohibe el infanticidio.

Si creemos en la Biblia como documento histórico, fue Moisés mismo quien penalizó el asesinato de los propios hijos (que a veces incluía el canibalismo) Si preferimos alguna teoría reciente, fue una ley redactada por el rey Josías hacia el siglo VII antes de Cristo. De todas formas es algo bastante antiguo.

El cambio no fue fácil. En la misma Biblia cuentan como dos por tres una ciudad quedaba sitiada y los niños de adentro empezaban a desaparecer. A veces sólo para reducir el número de bocas. Otras veces se los comían.

Es que eran muy pocas las personas que consideraban a los niños seres humanos. Más bien los consideraban seres en desarrollo. No tengo fuentes para afirmarlo, pero es lo que deduzco del Pentateuco. Los ritos de transición a la madurez en todas las culturas pueden considerarse un segundo nacimiento, para pasar a ser totalmente humano.

Con el tiempo, con mucha educación, el pueblo entendió que los niños eran seres humanos con plenos derechos y debían ser tratados con el mismo respeto que los adultos.

A partir del judaísmo el respeto por la vida de los niños se extendió hacia occidente.

En América, lamentablemente, el infanticidio dejó de ser aceptable sólo después de la conquista española que trajo el cristianismo.

Japón es un país donde está bien documentada la transición del respeto a la vida de los niños. Fue una de las reformas de Tokugawa Ieyasu, el gran Shogún del Japón, algo así como lo que fue Alejandro Magno para Asia Menor. Antes de él, era completamente aceptable matar a un bebé si te era difícil mantenerlo. La forma más común era dejar al niño en la nieve. La segunda era dejar de darle comida.

La prohibición del infanticidio fue una medida que causó mucho resentimiento entre los campesinos y también hubo fuertes reincidencias durante épocas de hambre, pero el tiempo mostró que era lo correcto.

Como yo lo veo, hemos progresado a través de la historia hasta reconocer la dignidad de la vida humana en todas sus etapas.

Primero fue penalizado el asesinato injustificado de un hombre adulto, luego de las mujeres, después de los niños, y finalmente (apenas hace siglo y medio) la del feto.

Antes del embrión o feto por cierto que no hay tal cosa como un ser humano. Hay un óvulo por un lado y un espermatozoide por otro que, a pesar de todas las oportunidades, por sí solos nunca serán un ser humano adulto.

En cambio, si se le permite desarrollarse, el embrión llegará a ser un humano adulto. Tan simple como eso, es el respeto a la vida en todas sus etapas.

Si despenalizamos el aborto significa que erramos el camino en la historia. Entonces habría que ir más atrás, hay que despenalizar el infanticidio. Si hablamos de abortar por motivos económicos, ¿por qué no permitirle a las familias pobres deshacerse de algunos hijos? Que puedan matar a los de menos de tres años, por ejemplo. Claro, sólo los padres tendrían derecho a tomar esa decisión.

¿Pero sólo tres años? ¿Y por qué no hasta los doce?

No, no, mientras todavía sea una carga para los padres. Así que todos los padres que tienen hijos de veintitantos que no consiguen empleo podrán matarlos si les causan penurias económicas. Sí, eso es.

¿Pero no estariamos matando adultos? Listo, lo que hay que hacer es despenalizar el asesinato y punto.

En cuanto se reforme la ley limpio a dos o tres que me molestan.

No hay comentarios: