El problema de la reserva fraccional
¿Cómo ocurre una corrida financiera?
Hay muchas personas que se oponen firmemente a que los bancos presten el dinero de sus acreedores, diciendo que ese dinero no les pertenece. Para ellos el banco debería prestar solamente el dinero del banco. El problema de esa óptica es que entonces el banquero no tendría ningún interés en pagarle interés a los depositarios. ¿Para qué le servirían esas cuentas? Aún más, el cliente debería pagarle siempre una tarifa por la molestia del almacenaje y movimiento de su dinero. ¿Acaso usted esperaría recibir dinero por tener mercadería en el depósito de alguien más? No, lo sensato sería pagarle alquiler a esa persona.
El problema es la confusión entre una simple cuenta corriente y un depósito a plazo fijo.
Una cuenta corriente es un contrato de alquiler con el banco. El cliente le paga al banco una suma previamente estipulada a cambio de que el banco se encargue de cuidar su dinero mientras el cliente no lo necesite y de moverlo de un lugar a otro cuando el cliente así lo ordene. Teóricamente es lo mismo que alquilar espacio en un gran depósito de una empresa de logística. La empresa de logística recibe tu mercadería, la cuida, y eventualmente la lleva donde le indiques. Las empresas de logística cobran una tarifa por metro cúbico que tengas almacenado y por cada vez que necesiten usar personal, montacargas o camión para mover tu mercadería.
Un depósito a plazo fijo es un contrato por el cual la persona le presta dinero al banco por un determinado tiempo, a cambio del pago de intereses. Un paralelismo no muy bueno podría ser la entrega de mercadería en consignación. Si usted se dedica a hacer tejidos de lana, podría dejar quizás una docena en una tienda por dos meses, para que intenten venderlos. A los dos meses usted va y (si se vendieron) cobra el precio acordado (costo + margen de ganancia). Si no se vendieron se lleva los abrigos sin haber ganado nada. En el depósito a plazo es diferente porque el banco se compromete a pagarle un interés, ya sea que haya podido prestar y cobrar ese dinero o no. De todas formas, en el caso ideal, cuando usted deposita dinero en el banco, al día siguiente ya otra persona se lleva su dinero. Usted le presta el dinero al banco y el banco se lo presta a alguien más, cobrando un margen que es la diferencia entre las tasas de interés del préstamo y del depósito. Al depositario le sirve porque actuar personalmente como prestamista podría ser muy complicado. Verificar las garantías y la solidez del plan de negocios del solicitante es difícil. Cobrar el préstamo después puede ser aún más difícil. El banco hace todo eso por usted, con la ventaja añadida de que es MUY seguro que le cobre. Hágase a la idea de que el dinero no va a quedar dentro del banco.
¿Qué es una caja de ahorro? Un depósito a 24 horas que se renueva automáticamente. Básicamente eso.
¿Entonces cuál es el problema de la reserva fraccionaria? El problema es que la ley permite (de hecho estimula) a los bancos a prestar dinero de las cuentas corrientes. Según el país, el banco está obligado a tener reservas por entre el 2% y el 17% del total de dinero que sus clientes han depositado. Eso incluye depósitos a plazo fijo, cajas de ahorro y cuentas corrientes. Los banqueros saben qué volumen aproximado tienen siempre sus clientes en las cuentas corrientes y qué cantidad usan para pagos, así que mientras mantengan disponible el monto usado normalmente para pagos, casi nunca hay problema. Entonces prestan también parte del dinero de las cuentas corrientes, para ganar más dinero, sin siquiera pagarle su porcentaje al cliente.
En realidad sí hay problema, porque ese dinero no es propiedad del banco. Es como si el dueño de la empresa de logística vendiera una parte de las mercaderías de los clientes y comprara más mercadería, para así sacar ganancia extra. Está mal, porque no se lo contrató como vendedor, se lo contrató para hacer almacenaje y transporte, pagándole por eso.
Entonces puede pasar que las cosas van mal en la economía. Cada vez se vende menos y todo resulta más caro. Entra menos dinero a las cuentas corrientes y sale más. Digamos que todo el monto de las cuentas corrientes es, por ejemplo, el 30% del total de dinero que maneja el banco. Como el Banco central exige reservas por sólo el 10%, basta que todos los cuentacorrentistas retiren 2/3 de su dinero para que el banco ya no tenga dinero para trabajar, para que el banco quiebre. La quiebra se ve venir de antes porque el banco empieza a fastidiar demorando los retiros de dinero, se corre el rumor, y se genera lo que se conoce como "corrida" que es un montón de gente yendo a retirar tantos fondos como se pueda.
¿Cuál es la solución? Que no se toque el dinero de las cuentas corrientes.
En lo que respecta a los depósitos a plazos el cliente ya sabe que hay un riesgo, que aquellos empresarios que solicitan los préstamos pueden perder su capacidad de pago. Quien deposita el dinero lo hace porque confía que su banco puede evaluar correctamente los proyectos de inversión de los prestatarios y ejecutar las garantías de ser necesario. Por lo tanto, si pierde sus ahorros, que se joda. Si el banquero mintió sobre sus capacidades para manejar el riesgo de los préstamos o simplemente huyó con el dinero, entonces corresponde hacer un juicio criminal. Si no hubo dolo (mala intención) por parte del banquero entonces mala suerte para el depositario. Invirtió, se equivocó, se jodió. Apenas podría recomendarse al depositario que la próxima vez elija con más cuidado, quizás un banco que preste a plazos iguales que los depósitos que acepta, quizás uno que tenga fama de ser durísimo con sus ejecuciones, quizás uno que no tenga tasas de interés mucho más altas que las de la competencia (por aquello de que lo bueno sale caro).
¿Qué hacer ahora, antes de que sea tarde? Escribirle o hablar con su político predilecto. Decirle que prestar el dinero de las cuentas corrientes está mal, que los bancos van a quebrar y con ellos se van a llevar muchas empresas, que no hay forma de que el gobierno tenga suficiente dinero como para salvar a todos los bancos y que aunque lo tuviera, no corresponde salvar de la quiebra a una persona que comete fraude usando dinero de una persona honesta.
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miércoles, 8 de octubre de 2008
cuando se vacían los bancos
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lunes, 29 de septiembre de 2008
La crisis del estatismo mundial
Artículo de Pierre Lemieux
Email: pl@pierrelemieux.org
Fecha original de publicación 9/25/2008
Traducido por Gustavo Sosa (añadiendo aclaraciones)
Email: gussosa@montevideo.com.uy
El actual tumulto financiero es "una crisis del capitalismo", dijo un vocero Partido Británico de Trabajadores Socialistas, tal como han repetido todos los buenos marxistas durante más de un siglo. "Un mercado financiero desregulado es un desastre", dijo Sheila Rowbotham, profesora de Historia de Género y de Trabajo en la Universidad de Manchester. Un candidato a alcalde de Londres añadió: "El capitalismo tuvo su oportunidad y falló, ahora es el turno del socialismo".
Me pregunto qué estuvieron fumando.
Hay que recordar que la crisis financiera empezó el año pasado con la caída del mercado de hipotecas subprime de Estados Unidos. Esas hipotecas son las consideradas de riesgo por el prestamista, porque el beneficiario no tiene ingresos estables o no tiene posibilidad de probar sus ingresos. Al momento de la caída la mitad de las hipotecas residenciales de Estados Unidos habían sido emitidas o eran garantizadas por Fannie Mae y Freddie Mac, dos de las llamadas "empresas respaldadas gubernamentalmente" o GSE (por las siglas en inglés). Al terminar el año pasado, ambas compañías habían financiado cuatro de cada cinco hipotecas. Fannie Mae fue creada por Franklin D. Roosevelt al empezar la Gran Depresión; Freddie Mac fue creada por el Congreso en 1970. Los inversores privados estaban felices de comprar los títulos emitidos por ambas empresas porque sabían que el gobierno federeal nunca las dejaría quebrar, lo que finalmente se confirmó la última semana cuando fueron renacionalizadas por Washington. Antes de que la crisis empezara, el mercado estadounidense de hipotecas era un estandarte del socialismo, sin rival en todo el mundo occidental.
El Acta de Reinversión en la Comunidad de 1997, que prohibió a los bancos hipotecarios el "discriminar" a los solicitantes pertenecientes a minorías, no ayudó en lo absoluto a la toma de decisiones financieras inteligentes. A cada paso de una decisión financiera se encuentra a un agente del gobierno acechando para hacer cumplir las regulaciones.
El sistema financiero de Estados Unidos está muy regulado. Habiendo sido creada en 1934, la poderosa Comisión de Valores e Intercambio (SEC) impone regulaciones en todo tipo de transacciones financieras, desde el registro de valores hasta la liberación de información corporativa. El Acta Sarbanes-Oxley de 2002 extendió aún más el campo de acción de la SEC. El Departamento de Justicia de Estados Unidos persigue a Presidentes Ejecutivos y a emprendedores (los máximos jerarcas de las empresas) y aquellos individuos que resultan convictos son a menudo castigados con largas condenas de prisión. El jueves, el fiscal general de Nueva York anunció que ha empezado una amplia investigación en el mercado financiero de ventas a corto plazo.
Cuando el Secretario del Tesoro (Ministro de Economía) Hank Paulson dice, "No creo en el capitalismo sin regulaciones", no está dando una primicia, está repitiendo el credo oficial de la política estadounidense por el último siglo. Ya estemos hablando de un socialismo financiero con un rostro capitalista o un capitalismo estatal con un fuerte sabor socialista, la decisión sigue siendo entre un vaso medio vacío y un vaso medio lleno.
La exportación parcial de las regulaciones estadounidenses a otros países ha llevado a la existencia de algo parecido a un estatismo financiero mundial.
Otra fuente de agitación financiera ha sido el acelerado aumento de la oferta monetaria (la cantidad de dinero que circula) por parte del banco central de Estados Unidos, la Reserva Federal, que se puede ver en la alta inflación y en las bajas tasas de interés. Por muchos años, los economistas de la Escuela Austríaca de Economía (los sucesores de Ludwig Von Mises y del ganador del Nobel, Friedrich Hayek) han alertado sobre el desastre que ocurriría si se seguía imprimiendo dinero para evitar los ajustes necesarios que ocurren naturalmente. Según ellos, esto lleva a una crisis aún peor.
No hay un motivo inherente para creer que el Estado puede regular eficientemente. El Estado está formado por hombres (políticos y burócratas) que responden a sus propios intereses y que tienen metas propias. Si hay una ganancia política que se puede conseguir al expandir el mercado de hipotecas y posponer la crisis para que los próximos políticos tengan que lidiar con ella, definitivamente se van a dar más hipotecas y se va a imprimir más dinero.
A pesar de eso, se ha desarrollado una falsa confianza en el poder del Estado para garantizar estabilidad. Algunos inversores han llegado a creer que, cualquiera sea el error que cometan, tienen derecho a obtener ganancias y el gobierno tienen la obligación de garantizar ese derecho. El rescate de Bear Stearns, de Freddie Mac, de Fannie Mae y de AIG fortalece esa creencia. Pero si algunas personas hacen malas inversiones y son liberados de la responsabilidad por sus propios errores, la carga de sus errores será transferida a otras personas, probablemente mediante una crisis peor.
Aún más, tal como muchos comentaristas han señalado, evitar que las grandes empresas financieras quiebren llevará a nuevos reclamos solicitando regulaciones más estrictas. Es una historia muy antigua: las intervenciones políticas del pasado crean las razones para las nuevas intervenciones.
La problemática financiera actual es en realidad una crisis del estatismo global. El socialismo ha fallado una vez más, probemos con el capitalismo.
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Pierre Lemieux es un economista del Departamento de Ciencias de la Administración en la Universidad de Quebec de Outaouais y es investigador adjunto del Instituto Independiente.
Email: pl@pierrelemieux.org
Fecha original de publicación 9/25/2008
Traducido por Gustavo Sosa (añadiendo aclaraciones)
Email: gussosa@montevideo.com.uy
El actual tumulto financiero es "una crisis del capitalismo", dijo un vocero Partido Británico de Trabajadores Socialistas, tal como han repetido todos los buenos marxistas durante más de un siglo. "Un mercado financiero desregulado es un desastre", dijo Sheila Rowbotham, profesora de Historia de Género y de Trabajo en la Universidad de Manchester. Un candidato a alcalde de Londres añadió: "El capitalismo tuvo su oportunidad y falló, ahora es el turno del socialismo".
Me pregunto qué estuvieron fumando.
Hay que recordar que la crisis financiera empezó el año pasado con la caída del mercado de hipotecas subprime de Estados Unidos. Esas hipotecas son las consideradas de riesgo por el prestamista, porque el beneficiario no tiene ingresos estables o no tiene posibilidad de probar sus ingresos. Al momento de la caída la mitad de las hipotecas residenciales de Estados Unidos habían sido emitidas o eran garantizadas por Fannie Mae y Freddie Mac, dos de las llamadas "empresas respaldadas gubernamentalmente" o GSE (por las siglas en inglés). Al terminar el año pasado, ambas compañías habían financiado cuatro de cada cinco hipotecas. Fannie Mae fue creada por Franklin D. Roosevelt al empezar la Gran Depresión; Freddie Mac fue creada por el Congreso en 1970. Los inversores privados estaban felices de comprar los títulos emitidos por ambas empresas porque sabían que el gobierno federeal nunca las dejaría quebrar, lo que finalmente se confirmó la última semana cuando fueron renacionalizadas por Washington. Antes de que la crisis empezara, el mercado estadounidense de hipotecas era un estandarte del socialismo, sin rival en todo el mundo occidental.
El Acta de Reinversión en la Comunidad de 1997, que prohibió a los bancos hipotecarios el "discriminar" a los solicitantes pertenecientes a minorías, no ayudó en lo absoluto a la toma de decisiones financieras inteligentes. A cada paso de una decisión financiera se encuentra a un agente del gobierno acechando para hacer cumplir las regulaciones.
El sistema financiero de Estados Unidos está muy regulado. Habiendo sido creada en 1934, la poderosa Comisión de Valores e Intercambio (SEC) impone regulaciones en todo tipo de transacciones financieras, desde el registro de valores hasta la liberación de información corporativa. El Acta Sarbanes-Oxley de 2002 extendió aún más el campo de acción de la SEC. El Departamento de Justicia de Estados Unidos persigue a Presidentes Ejecutivos y a emprendedores (los máximos jerarcas de las empresas) y aquellos individuos que resultan convictos son a menudo castigados con largas condenas de prisión. El jueves, el fiscal general de Nueva York anunció que ha empezado una amplia investigación en el mercado financiero de ventas a corto plazo.
Cuando el Secretario del Tesoro (Ministro de Economía) Hank Paulson dice, "No creo en el capitalismo sin regulaciones", no está dando una primicia, está repitiendo el credo oficial de la política estadounidense por el último siglo. Ya estemos hablando de un socialismo financiero con un rostro capitalista o un capitalismo estatal con un fuerte sabor socialista, la decisión sigue siendo entre un vaso medio vacío y un vaso medio lleno.
La exportación parcial de las regulaciones estadounidenses a otros países ha llevado a la existencia de algo parecido a un estatismo financiero mundial.
Otra fuente de agitación financiera ha sido el acelerado aumento de la oferta monetaria (la cantidad de dinero que circula) por parte del banco central de Estados Unidos, la Reserva Federal, que se puede ver en la alta inflación y en las bajas tasas de interés. Por muchos años, los economistas de la Escuela Austríaca de Economía (los sucesores de Ludwig Von Mises y del ganador del Nobel, Friedrich Hayek) han alertado sobre el desastre que ocurriría si se seguía imprimiendo dinero para evitar los ajustes necesarios que ocurren naturalmente. Según ellos, esto lleva a una crisis aún peor.
No hay un motivo inherente para creer que el Estado puede regular eficientemente. El Estado está formado por hombres (políticos y burócratas) que responden a sus propios intereses y que tienen metas propias. Si hay una ganancia política que se puede conseguir al expandir el mercado de hipotecas y posponer la crisis para que los próximos políticos tengan que lidiar con ella, definitivamente se van a dar más hipotecas y se va a imprimir más dinero.
A pesar de eso, se ha desarrollado una falsa confianza en el poder del Estado para garantizar estabilidad. Algunos inversores han llegado a creer que, cualquiera sea el error que cometan, tienen derecho a obtener ganancias y el gobierno tienen la obligación de garantizar ese derecho. El rescate de Bear Stearns, de Freddie Mac, de Fannie Mae y de AIG fortalece esa creencia. Pero si algunas personas hacen malas inversiones y son liberados de la responsabilidad por sus propios errores, la carga de sus errores será transferida a otras personas, probablemente mediante una crisis peor.
Aún más, tal como muchos comentaristas han señalado, evitar que las grandes empresas financieras quiebren llevará a nuevos reclamos solicitando regulaciones más estrictas. Es una historia muy antigua: las intervenciones políticas del pasado crean las razones para las nuevas intervenciones.
La problemática financiera actual es en realidad una crisis del estatismo global. El socialismo ha fallado una vez más, probemos con el capitalismo.
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Pierre Lemieux es un economista del Departamento de Ciencias de la Administración en la Universidad de Quebec de Outaouais y es investigador adjunto del Instituto Independiente.
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viernes, 4 de julio de 2008
Ingrid Betancourt está demasiado saludable
¿No les parece así?
Supuestamente estaba medio muerta por una hepatitis B (que es casi lo mismo que el SIDA), mostraban fotos de ella toda demacrada Ahora queda libre y anda de pie, caminando, vivita y coleando.
Cuando me enteré de que había sido rescatada pensé que vería algunas imágenes de ella saliendo en camilla del helicóptero y quizás, con suerte, una declaración cortita de agradecimiento con la voz ahogada desde la cama del hospital, ¡pero se mando una conferencia de prensa como si nada! ¡Y ahora un viaje!
Estoy tan desconcertado que ni siquiera puedo aventurar hipótesis de qué fraude hay atrás. De ser un fraude de las FARC, ella no hubiera hecho esos comentarios sobre que las FARC asesinan a quienes fracasan. De ser un fraude del gobierno colombiano no se entiende porque las FARC no salieron a desmentir las acusaciones de tortura y trato inhumano y prefirieron dejarse ver como el malo de la película, negociando con la vida de una mujer enferma.
Me parece que si se escarba en esto se va a encontrar un fraude más grande que aquel de Rigoberta Menchú, pero muchísimo menos obvio. Realmente no tengo idea de donde podría terminar saltando la mierda que hay encerrada en este asunto.
Urgente por ahí un reportero investigador y un guionista de cine.
Supuestamente estaba medio muerta por una hepatitis B (que es casi lo mismo que el SIDA), mostraban fotos de ella toda demacrada Ahora queda libre y anda de pie, caminando, vivita y coleando.
Cuando me enteré de que había sido rescatada pensé que vería algunas imágenes de ella saliendo en camilla del helicóptero y quizás, con suerte, una declaración cortita de agradecimiento con la voz ahogada desde la cama del hospital, ¡pero se mando una conferencia de prensa como si nada! ¡Y ahora un viaje!
Estoy tan desconcertado que ni siquiera puedo aventurar hipótesis de qué fraude hay atrás. De ser un fraude de las FARC, ella no hubiera hecho esos comentarios sobre que las FARC asesinan a quienes fracasan. De ser un fraude del gobierno colombiano no se entiende porque las FARC no salieron a desmentir las acusaciones de tortura y trato inhumano y prefirieron dejarse ver como el malo de la película, negociando con la vida de una mujer enferma.
Me parece que si se escarba en esto se va a encontrar un fraude más grande que aquel de Rigoberta Menchú, pero muchísimo menos obvio. Realmente no tengo idea de donde podría terminar saltando la mierda que hay encerrada en este asunto.
Urgente por ahí un reportero investigador y un guionista de cine.
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